Las penas mías

Yo le conté un día mis penas
a la muralla de Cai,
a la muralla de Cai,
puse mi oío en las piedras,
ay, las piedras dijeron “ay”,
puse mi oío en las piedras,
ay, las piedras dijeron “ay”.

En el saco de mis penas,
ay, que ya no cabe ni una más,
ya no cabe ni una más,
ay, que ya no cabía ni una más.

Ten cuidao cómo te portas,
me lo vayas a rebosá,
ten cuidao cómo te portas,
me lo vayas a rebosá.

Ay, las penas,
las fui poniendo en el suelo
y ellas solas alevantaron,
ay, una torre hasta los cielos,
y ellas solas alevantaron,
ay, una torre hasta los cielos.

Estoy tan hecha a sufrir,
estoy tan hecha a sufrir
que ya hasta quiero mis penas,
quiero mis penas,
y ellas me quieren a mí,
marecita de mi carne,
y ellas me quieren a mí.

Pena, penita,
penita, pena,
muero por dentro,
vivo por fuera,
muero por dentro,
vivo por... ¡ay!