Rocío Jurado, de campo y playa

Rocío Jurado se siente muy a gusto en su Chipiona natal donde pasa todo el tiempo que su profesión le permite. Allí, junto a su marido y su hija, se dedica a dar largos paseos, pescar y olvidarse de los escenarios, los viajes y las prisas.

por Esperanza Navarrete

Hace siete años que Pedro y Rocío son propietarios de esta finca. Al principio la acondicionaron y ahora está empezando a dar sus verdaderos frutos, aunque esperan que el rendimiento crezca aún más. «Este será nuestro lugar de descanso dentro de unos años» nos aseguraron.
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Hace siete años que Pedro y Rocío son propietarios de esta finca. Al principio la acondicionaron y ahora está empezando a dar sus verdaderos frutos, aunque esperan que el rendimiento crezca aún más. «Este será nuestro lugar de descanso dentro de unos años» nos aseguraron.

Durante tres días LECTURAS compartió el mundo íntimo de Rocío Jurado, la artista y cantante más cotizada y de mayor éxito en este momento en España, y mostró por primera vez su otra faceta: los viñedos y bodegas que posee en su Chipiona natal, donde dentro de unos años piensa establecer su residencia, alternándola algunas temporadas con Sevilla.

Rocío, que ha hecho un breve alto en el camino de su ajetreado verano, se siente en su finca, denominada San Pedro, como un pájaro en libertad. Pedro Carrasco, su marido, que acababa de llegar de Miami, haciendo de perfecto anfitrión nos sirvió de guía por entre el mar de viñedos de la espaciosa hacienda, que tiene unas 475 hectáreas de extensión. La pequeña Rocío, la única hija del matrimonio, corretea feliz y alegre por el campo.

Pedro, que por razones de tiempo, cuida directamente de la explotación de la finca y de los otros negocios de la familia, nos explica detalladamente algunos de los secretos del cuidado de las viñas y de la posterior elaboración del moscatel, que después es embotellado en Jerez.

«Compramos esta finca hace siete años —explica Rocío—, pero la verdad es que hasta ahora no empieza a dar los verdaderos frutos, porque en los primeros años hemos tenido que acondicionarla y esperar a que dé el rendimiento que esperamos sacar de ella.»

Después de un largo recorrido, llegamos hasta un gran cortijo, ubicado cerca de la carretera comarcal de Cádiz a Chipiona. Frente a la edificación, Rocío no puede reprimir su entusiasmo. «¿Veis? Este será nuestro lugar de descanso preferido dentro de unos años», dice la cantante señalando a los blancos arcos del patio central, donde se ve el típico pozo de agua de las casas de campo andaluzas.

Rocío Jurado aprovecha para desgranar alguno de sus proyectos de futuro. «Creo que vamos a centrar nuestra futura actividad empresarial en el campo», dice. Además de la finca San Pedro, Pedro Carrasco y Rocío Jurado tienen una plantación de naranjos y un bingo, del que piensan desligarse próximamente por la escasa rentabilidad del negocio.

Desde muy pequeñita soñaba con ser artista, pero yo creía que eso de ser cantante era grabar un disquito y poco más.

Al día siguiente Rocío Jurado, acompañada de su marido Pedro Carrasco y de su hija Rociíto, salió de pesca en aguas del litoral gaditano, a bordo de la barca de uno de los pescadores del pueblo. Rocío, que dice sentirse muy marinera utilizó para la ocasión la indumentaria adecuada, logró capturar una lubina y un sargo, especies muy frecuentes en la fauna marina próxima al pueblo natal de la cantante.

Durante un par de horas la familia vivió intensamente esta actividad, a la que nos sumamos por invitación de Rocío, pero tuvo que suspenderse antes de lo previsto debido al fuerte oleaje que poco a poco se estaba formando en alta mar.

«La verdad es que lo he pasado muy bien y, aunque no puedo salir al mar debido a mis ocupaciones, si se me presenta una oportunidad como la de hoy, no me la pierdo», decía entusiasmada, contagiando su vitalidad y alegría a los demás. «La verdad, Pedro, es que estos "péscaos' estarán riquísimos en el horno», insistía.

Ya en el chalé de la famosa chipionera, llamado «Mi abuela Rocío», nos acomodamos en el borde de la inmensa cama de su dormitorio, situado en la planta superior de la casa. Aprovechamos que madre e hija están juntas para preguntarle a la artista por la llegada del «hermanito», que tanta ilusión le hace a la pequeña Rociíto. «Este mes pensé que me había quedado embarazada, pero lamentablemente ha sido una falsa alarma. Hasta ahora no me había planteado un tope de tiempo para volver a tener otro hijo, pero me he dado cuenta de que no puedo esperar mucho y que la buena nueva tiene que llegar en un breve plazo de tiempo.»

Rocío está plenamente convencida de que este año traerá un nuevo ser al mundo, pero en el fondo de su corazón está arrepentida de no tenerlo ya en sus brazos.

La cantante pescó dos piezas, una lubina y un sargo, que luego cocinó personalmente. Siempre que puede sale a la mar con los pescadores del pueblo.
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La cantante pescó dos piezas, una lubina y un sargo, que luego cocinó personalmente. Siempre que puede sale a la mar con los pescadores del pueblo.

Rociíto, que permanece a nuestro lado, escucha sin pestañear las palabras de su madre. «A mi hija le hace falta ese hermano, pero yo desgraciadamente he tenido que anteponer mi carrera artística a esto. Las mujeres artistas tenemos que programar nuestra vida privada aunque ello sea muy frustrante. Por eso hay muchas menos mujeres que sean triunfadoras que hombres.

Cuando le preguntamos a la hija de la cantante sobre la inminente posibilidad de tener a su lado un hermano, la niña se frota las manos en un gesto de incontenida satisfacción: «no sólo lo quiero para jugar con él, también para cuidarlo y para que me haga compañía».

En estas escasísimas temporadas en las que Rocío puede descansar, la artista aprovecha para reflexionar sobre algunos aspectos de su vida. Ahora, mientras permanece en Chipiona, Rocío ha pensado en varias ocasiones cómo hubiera sido su vida de haber sido Rocío Mohedano Jurado en vez de Rocío Jurado. «Mi vida sería más relajada, pero menos intensa que la que llevo ahora, por eso pienso que me hubiera gustado menos. Pero, ¿quién me iba a decir a mí que iba a llegar al lugar que hoy ocupo? Desde muy pequeñita soñaba con ser artista, pero yo creía que eso de ser cantante era grabar un disquito y poco más. Ahora me doy cuenta de que cuando llegas al punto que te has marcado se abren nuevos caminos y que siempre se puede hacer más».

ROCIÍTO LA ACOMPAÑARÁ EN SU PRÓXIMA GIRA

Estos constantes viajes de la cantante a distintas zonas de América, le impiden estar con su familia todo el tiempo que ella desearía. Por ello ha decidido llevarse a su hija con ella en octubre a una gira americana que la retendrá hasta después de Navidad.

Hasta ahora, su marido ha sido el que más le ha acompañado en sus giras. «Gracias a Dios, Pedro tiene un trabajo flexible y aprovecha muchas temporadas para viajar conmigo.»

Rocío se sorprende al comentarle los rumores que han surgido recientemente sobre su crisis matrimonial. «¡Pero, si eso fue hace tres años! En ese tiempo tuvimos un problema de incomunicación, pero ya hemos aprendido la lección y si vemos que hay algo que nos distancia nos damos un toque de atención mutua y lo hablamos, porque es algo muy importante para los dos lo que se pone en juego.»

«Es un hombre que me comprende perfectamente. El sabe lo importante que es para mí mi profesión y conoce todo lo que he luchado para conseguir algo en la vida. Por eso me respeta y sabe que sería injusto que ahora abandonara lo que tenga. El éxito se paga muy caro. El momento que estás en el escenario es maravilloso, pero luego, cuando cierras la puerta de la habitación del hotel y piensas en las cosas que has abandonado, aunque sólo sea momentáneamente, lo pasas muy mal, sobre todo cuando no tengo a Pedro a mi lado. Hay veces, cuando ya llevo tres meses fuera de casa, que me he quedado dormida llorando con una foto de mi hija y mi marido en la mano. En estas ocasiones me dan ganas de coger un avión y volver a casa, pero no puedo negar que estoy enamorada también de mi profesión.»

Rocío Jurado es en este momento la cantante mejor pagada de nuestro país, dos millones y medio de pesetas por actuación, pero a ella le gusta explicar y razonar el por qué es la más cara. «Yo sé lo que la gente espera de mí y mi mayor satisfacción es ofrecerles un buen espectáculo. Cuando empecé llegué a cantar hasta con la música que producían solamente unos palillos, pero ahora que puedo, quiero darles a mi público lo mejor. Y todo eso cuesta mucho dinero porque yo llevo algunos de los mejores músicos de España. Creo que basta decir que de mi «show» dependen veintiséis familias. Sin embargo, no me han faltado contratos, porque el artista más caro no es el que más cuesta; el más caro es el que hace perder al empresario. Por otra parte, cuando he actuado en los parques de atracciones, que son lugares más populares, yo no he cobrado mi caché.»

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